miércoles, 19 de octubre de 2011

Un País de Comiquita

Me Declaro Inocente

Una de las salidas más creativas que he visto este año me la mostraron esta semana: un fotomontaje del Hombre Araña salvando el vagón del Metro de Maracaibo que se descarriló el pasado jueves y que estuvo a pocos metros del vacío en la incompleta estación de la avenida Libertador. No sé quien la hizo, pero debo felicitarlo por su ingenio y la manera de montarlo.
Lo que nos deja en evidencia, además de las fallas que el Metro pueda tener, es que somos un país de comiquitas. También de excelentes creativos. Pero si fuera cierto que los superhéroes que vimos y vemos en la tele estuvieran ayudando a hacer un país cada vez mejor, nos tendríamos que imaginar a Acuamán salvando a los pescadores cada vez que las atarrayas se llenan del petróleo de los derrames. O a Linterna Verde volando de barrio en barrio alumbrando a la gente cada vez que Enelven-Cortoelec anuncia un mordisco más de su plan de racionamiento.
Eso sí, cuando el comisionado ponga la batiseñal en el cielo, más de uno irá a dar a la sede de Polimaracaibo (desde donde se generaría el luminoso aviso) pensando que lo que están es inaugurando una discoteca. Y a los Power Rangers que ni se les ocurra aparecerse, porque con esos trajes enterizos y los cascos, se van a derretir apenas salgan a la primera misión en Las Playitas al mediodía
Lo bueno es que nos damos cuenta que ningún héroe nos va a venir a salvar, que somos nosotros los que tenemos que exigir mayor mantenimiento al Metro de Maracaibo, al puente Rafael Urdaneta (que ya no es exagerado decir que se está cayendo frente a nuestras narices), mayor efectividad contra la delincuencia y contra los accidentes que se pueden prevenir con simple sentido común.
El fotomontaje creativo (que debo felicitar otra vez a la mente brillante que lo diseñó) es una manera burlona de ver nuestros problemas, y seguramente habrá quien esté esperando una nueva tragedia para colocarle como protagonista a otro miembro del Salón de la Justicia, pero aterrizando en la seriedad: no sería mejor que nuestros héroes fueran nuestros policías, nuestros maestros, nuestros funcionarios públicos, y por qué no, nuestros políticos. Ojalá que algún día lleguemos a eso. Aunque no tengan capa ni máscara.


Roberto Rivas Suárez
Periodista
@rrivassuarez

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