sábado, 2 de julio de 2016

Bitácora de 1999 #1 Buscando mis macundales

(Notas escritas en la bitácora de la Travesía por Centroamérica y México. Como les dije, las voy a publicar los mismos días cuando fueron escritas hace 17 años.
Anotación #1)
Ciudad Bolívar, 30 de junio de 1999
Casi un mes después de salir de Maracaibo a buscar mis macundales a Maturín se me ocurrió comprar este cuaderno para realizar algunas anotaciones triviales.
Mientras esperaba que mi prima Indira Delgado terminara sus prácticas de voleibol con la selección infantil del Estado Bolívar me decidí a pagar 270 bolívares por esta improvisada bitácora para reseñar lo que puede ser uno de mis viajes más interesantes.
Salí hace tres semanas de Maracaibo, el lunes 7, sólo con la intensión de buscar mis artículos de campismo en Maturín, dejados allí en casa de mi tío José Antonio Aranguren, luego de los ocho meses que viví allí mientras trabajaba como periodista deportivo en el Diario El Oriental. Trazado el objetivo, la travesía desde occidente a oriente y el regreso no tenía por que durar ni siquiera dos semanas, pero ya tengo casi un mes afuera y no he tocado todavía Maturín.
Mis cosas –sleeping, hamaca, cuchillo, cámara, koala, etc- las tengo que buscar para subir a México en cola, un proyecto que se me metió en la cabeza después de conocer a Alma y Martín, y a Jens y Uwe, dos parejas de ciclistas que recorrieron Sudamérica desde Buenos Aires hasta Maracaibo. Argentinos los primeros, alemanes los otros dos.
Al regresar a Maracaibo lo más seguro es que viaje con José Miguel Briceño y varios compañeros suyos de Filosofía, quienes piensan subir desde el 2 de agosto para asistir a un congreso latinoamericano o algo así. Lo cierto es que yo quería viajar antes, pero esta travesía ha durado más de lo previsto y todavía quiero llegar a Margarita, Barinas y San Cristóbal.
La salida de Maracaibo fue gracias al tío Isidro, quien me dio la cola hasta Barquisimeto, donde pasé un par de días y luego me fui por tres días a La Guada a saludar a Jovita. Luego al regresar a Barquisimeto me quedé una semana en la casa de los primos Suárez, por la promesa de subir a Siquisique, pues si no fuera por eso, no me hubiese quedado tanto tiempo en un solo sitio, cola a la que no estaba acostumbrado.
A La Guada me fui en cola por la parte de Quíbor y Los Humocaros, es un poco más lejos, e intrincado, pero nunca había subido por allí. Bueno, en verdad, la razón es que la primera cola me llevó hasta Quíbor y no pensaba devolverme para subir por San Pedro.
Luego de bajar el viernes por Barbacoas, pasé un fin de semana compartiendo con el primo Evert una que otra cerveza, para charlar de la familia.
A la salida de Barquisimeto llegué a Valencia donde debería conseguirme con el scouter José Enrique Pérez, ejecutivo Scout de Carabobo a quien tendría, o tengo, que devolverle la carpeta del material del Profesional Scout, que me prestó hace más de un año luego de la Asamblea Nacional del Táchira.
Cómo nunca me pude conseguir con José Enrique me fui directo a Maracay, a disfrutar de mis dos sobrinos lindos bellos y preciosos, con quienes compartí desde el lunes hasta el sábado. También porque Rodolfo (mi hermano) me invitó a bajar a Puerto Cabello el viernes a una marcha militar y por supuesto, acepté.
De allí arranqué a Caracas a conocer a mi nueva sobrina Sara, a quien le llevé de regalo un adorno de madera con su nombre.
¡La conocí! Que niña tan bella, con el pelo negro fino como todos los guajiros de mi familia.
En Caracas no estuve mucho tiempo, primero porque no me gusta mucho la ciudad. Pero el sábado que estuve allí, y visite a Eva, conocí a una akela del grupo Scout San Agustín y me quede con ellos gran parte de la reunión.
Cuando llegue el miércoles 23 a Ciudad Bolívar, pensé que sólo iba a entregar el rollo de película fotográfica de la graduación de Jhoenys (mi prima) y me iba a Maturín de una vez, pero he compartido con tíos y primos y llevo una semana aquí, incluso el pasado fin de semana viaje con los primos Roberto y Yesenia a Puerto Ordaz, y a Upata para asistir a un campeonato de Karate donde participó y hasta ganó una medalla Albert, el hijo de Crucita y Alberto.
Visité también el museo de Jesús Soto, y me quede sorprendido por el movimiento de las obras. ¡Que cosa tan extraordinaria!
Saqué también parte de la genealogía de los Fermín Quijada (mi familia materna).
Ahora pienso llegar a Maturín, Margarita, Caracas, Maracay, Valencia, Barinas, Mérida y San Cristóbal, aunque sería más lógico ir directamente a Maracaibo para prepararme para subir a México a buscar nuevas aventuras.
(Próxima anotación: 5 de Julio de 1999)