lunes, 24 de octubre de 2011

Envidia fiestera

Me Declaro Inocente

Hoy es día de fiesta en el Zulia y por supuesto es un día no laborable, para eso son los días de fiesta. Aunque para ser sinceros yo esperaba que lo celebráramos de otra manera, más pomposo, más espectacular, más vistoso… no, es un día para quedarse en casa y sacar al sol las cosas que se te mojaron con la última lluvia, o instalar esa repisa o esas persianas que compraste hace tiempo y que siempre dejaste “para después”. ¿Fiesta? Si así son las celebraciones, por favor no me inviten.
Claro, están los que se van de viaje aprovechando el puente (cuando toca, y casualmente ahora es uno de ellos) y esos sí celebran un poco, aunque ni se acuerdan lo que están celebrando.
El cumpleaños de nuestro amigo Rafael Urdaneta quedó para eso, para hacer oficio en casa o para viajar con un grupo de amigos y brindar por cualquier otra cosa.
Hace unos años estuve en un pueblo de México cuando celebraban su independencia, era 15 de Septiembre y las calles estaban abarrotadas de gente. Me imaginé al principio  una celebración como las que hacemos nosotros con licor, matando toros, con gogo-dancers, con tarimas cerveceras hasta las tres de la mañana “en honor a nuestra Virgencita”.
Allá la cosa fue distinta, se hizo una representación a caballo de cómo fueron los acontecimientos históricos, se hizo una lectura del Acta de Independencia, la alcaldesa de ese pueblo, Tepoxtlán, hizo un acto y una juramentación en una tarima y todo el mundo la aplaudió, y al dar “el grito de Dolores” un amigo me advierte “si ves que alguien saca un arma para disparar al aire no te vas a asustar, acá es normal”, y justo en ese momento cientos de tepostecos (yo creo que uno de cada tres en esa multitudinaria fiesta callejera) sacaron sus revólveres y los vaciaron disparando al cielo mientras gritaban de emoción por ser independientes de nuevo… igualito me asusté. “Checa si serán buenos nuestros gobernantes que todas las balas fueron al aire y no a la tarima”.
Lo demás sí fue parecido a nuestras fiestas religiosas, aunque sin toros.
Pero admito que me dio envidia ver la celebración, lo motivados que estaban, lo arraigado del tema y que no se desviaron de lo que de verdad los había convocado.
Para el siguiente año voy a celebrar el natalicio de Urdaneta como si fuera el de cualquiera de mis amigos, porque él luchó y se fajó durante años por nuestra independencia y lo menos que podemos hacer, que no hacemos, es cortarle una tortica y cantarle el cumpleaños… es eso o instalar las persianas que hoy no quiero instalar.



Roberto Rivas Suárez
Periodista
@rrivassuarez

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