jueves, 1 de febrero de 2018

Me olvidaron en una fría baranda

De la Serie: Crónicas Ovallinas
 Publicadas los domingos en El Ovallino
www.elovallino.cl


Desde que me cerraron no me visitaron más, tengo la impresión que la pareja que puso sus  esperanzas en mi fortaleza y sus iniciales en mi costado, terminó en una pelea y no recuerda que yo soy el símbolo de su unión.
Lo peor no es la incertidumbre de saber si mis dueños me recuerdan, o si de verdad siguen siendo una pareja. Lo que me mata es la soledad de esta baranda. Si al menos me hubiesen cerrado junto a los demás, yo tendría con quien hablar, pero me dejaron aquí, triste, solo y cerrado, mientras que en las barandas de arriba y las del frente hay más de doscientos candados acompañados y alegres.
Me carcome la envidia al ver como los niños juegan con los candados del frente, corriéndolos de un lado al otro como si fueran las cuentas de un ábaco. Me parte el alma cada vez que unos pololos traen a un colega y buscan una ubicación privilegiada. “¡No dejes que te cierren! -le grito-¡Utiliza tus resortes con todas tus fuerzas!”… pero cuando escucho el “clic” del cerrojo, ya nada se puede hacer.
Mis hermanos y varios de mis compañeros de ferretería deben estar trabajando ahora en cargos importantes. Quizás están cerrando el portón de alguna granja o trancando la puerta de un alcalde o empresario importante. Incluso mi hermano menor cuida la bicicleta de un niño, mientras yo recibo el sol y las inclemencias de la intemperie día a día.
Si tan solo me hubiesen cerrado en el puente de Las Artes de París o en Los Árboles del amor del puente Luzhkov en Moscú, al menos tendría la esperanza de salir en los reportajes de la National Geografic.
Hubiese preferido que me fraguaran en un cuchillo o algo más útil, cuando todavía era un metal maleable y al rojo vivo ¡Pero no! Me dieron forma de candado y ahora estoy acá en La Plaza de Armas esperando que la dueña traiga la llave para abrirme y llevarme a alguna puerta.
¡Qué triste mi vida! Mi única esperanza para hacer algo distinto es que el óxido se coma mis engranajes y pueda por fin, caer al agua.


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